Poderosa pregunta.
A veces nos olvidamos de la fuerza que tienen las palabras. Lo constato cada día con mis clientes. Nos hemos acostumbrado a decir: “tengo que trabajar muchas horas”, “tengo que estar más con mis hijos”, “tengo que llamar a mi madre”. Un montón de “tengo que” llenan nuestra mochila.
Cuando me digo a mí misma “tengo que…” internamente lo siento como una “orden”, un callejón sin salida, no hay opciones, y ese pensamiento consciente o inconscientemente me resta energía.
Cuando me planteo ¿quiero o no quiero hacer…?. Me permito VER que hay más de una posibilidad, puedo hacerlo yo ¿o puede hacerlo otra persona? ¿realmente es imprescindible hacer esa tarea? ¿puedo sustituirla por otra? ¿hacerla en otro momento o de otra forma?, OPCIONES, más opciones, y cuando me decido por una de ellas, valoro “los pros” y acepto “los contras”, y la abordo satisfecha y con energía, pues me siento libre.
Ninguna “fuerza extraña” y ajena a mí me obliga a actuar. Yo decido.