Esta frase me la enseñaron a los 13 años y me ha acompañado y ayudado a lo largo de mi vida.
Sí, todos tenemos días malos, he incluso temporadas malas. Momentos difíciles en los que lo vemos todo negro, muy negro, e incluso no vemos solución a cosas que realmente sí la tienen y sólo tenemos ganas de llorar y “tirar la toalla”.
Bien, no te niegues ese momento, reconócelo, acéptalo, vívelo y en cuanto puedas, ponte a pensar:
— ¿Qué me puede ayudar a LEVANTARME de nuevo?
— ¿Cómo RECUPERAR mi energía?
— ¿Cómo he hecho otras veces para AUTOMOTIVARME y seguir adelante?
— ¿Qué cosas necesito CAMBIAR en mi día a día para evitar otras caídas?
Y recuerda, es fundamental que te fijes en las pequeñas acciones, pon tu energía en aquello que está a tu alcance aquí y ahora (no sólo en vacaciones).
Estoy convencida de que si dedicas un rato a responder estas preguntas, encontrarás las estrategias y acciones que mejor te funcionan a ti, y si no, necesitas un coach :).